Regla nº 4: Hasta que no veas la pasta no se acaba.

Estabais muy cerca de cobrar el millon de neoyens por entregar al jodido Dr Melville. O eso hubierais hecho si Dodger no os hubiese boicoteado las coordenadas de entrega.

Asi que fuisteis interceptados por un equipo de soldadod ya que Drake pensaba que lo habíais traicionado. Pero como no estaba del todo seguro mandó a sus hombres armados con Narcojets para deteneros y averiguar que era lo que pasaba. Esos pobres desgraciados siguieron la misma suerte que muchos otros antes.

Acabasteis llegando a una gran casa (Dodger habia desviado vuestras coordenadas cerca de la mansión de Laverty para que así se produjese su ansiada reunión). Pero los hombres de Drake ya habían tomado cartas en el asunto y habían reducido a los ocupantes de la casa.
Así encontrasteis a Laverty y a los demás. En cuanto despertaron Laverty os explicó parte de su plan y sus motivaciones.

Pero la agradable charla se vió interrumpida por un nuevo ataque de los hombres de Drake. Esta vez los apoyaba un chamán bastante poderoso, que era algo así como "el guardian del consejo elfo o alguna mariconada semejante".

El tipo os lanzó un espiritu tan grande. Tras muerte, dolor y fuego pudisteis lograr escapar de todo eso.
Y para volver a Seattle atravesando la frontera del Tir Taingire tuvisteis como guía a Estios, el cual despues de cuatro días os ayudó a salir de allí. Durante la huída apareció Elizabeth que al parecer había hecho algun tipo de trato con la Renraku o con alguien que se llamaba la tejedora.
No aceptasteis el trato y os fuisteis de allí sorprendentemente fácil.

Finalmente cruzasteis la frontera y emprendisteis el regreso a Seattle de vuelta a vuestro territorio, un agujero negro lleno de mierda, pero vuestro territorio al fin y al cabo.

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